Un certificado de últimas voluntades es un documento legal formalizado que contiene las declaraciones de intención y deseos del fallecido acerca de su reparto de bienes tras su muerte. Según la ley española, estos documentos son necesarios para la correcta distribución de los bienes y evitar conflictos entre los herederos.
Todo certificado de últimas voluntades ha de firmarse por un notario o por un abogado autorizado, por tanto, el proceso comienza cuando se pide al Notario o Abogados autorizados la redacción del correspondiente documento. El profesional introducirá en el mismo todos los deseos del testador, explicando con detalle cómo se distribuirán sus bienes a través del testamento existente.
En casos donde el testador no proporcione la información necesaria para poder redactar el certificado de últimas voluntades (causa principalmente debida a problemas mentales o incapacidad mental), algunas regiones españolas permiten la realización del mismo mediante una presunción tabular sobre los herederos legítimos. La Ley Foral Navarra 2/1992 regula este procedimiento en Navarra, atendiendo a patrones familiares con criterios geográficos y genéticos para determinar quién tiene derechos legítimos sobre los bienes. La Comunidad Autónoma Catalana cuenta con regulaciones similares para garantizar los derechos hereditarios en caso de que el testador no pueda cumplimentarlo adecuadamente.
Firmar el certificado de últimas voluntades es un proceso necesario para respaldar legalmente la distribución de los bienes. Para ello, hay que asegurarse de que todos los embargos, demandas y limitaciones jurídicas existentes se hayan tomado en cuenta. Además, el testador puede solicitar al notario o abogado expresamente que inserte en el certificado sus informaciones más preciadas como un legado espiritual a sus familiares y herederos.
Generalmente, hay un período previo antes de la firma del certificado de últimas voluntades, donde el testador puede deshacerse de inmuebles o bienes que no quiera pasarles a los herederos. Por otro lado, también se pueden establecer restricciones con respecto a la distribución de los mismos. Finalmente, el documento tendrá que ser firmado por el testador ante notario público para validarlo oficialmente.
Una vez validada la firma se registrará provisionalmente ante Registro Civil y posteriormente tendrá que ser depositada definitivamente en un Juzgado de lo Civil para ser considerada legalmente válida. Todo este procedimiento garantiza al testador y su familia respetar las disposiciones finales contenidas en su certificado de últimas voluntades y evitar confusiones legales posteriores sobre su reparto patrimonial tras su muerte.
¿Por qué es recomendable hacer un certificado de últimas voluntades?
Además de cubrirse legalmente, preparar un certificado de últimas voluntades también proporciona tranquilidad mental al fallecido para saber que sus últimas intenciones serán respetadas. Para ello, es importante hacer constar en él todas las reliquias familiares, bienes, finanzas e incluso disposición final de sus restos.